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Mostrando entradas de julio 19, 2008

Un día...

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Desde la distancia llega un intenso olor a Mar. Las calles estrechas e iluminadas por la clara luz del amanecer, zigzagueando en un orden sin sentido, recuerdan los tiempos pasados; la historia habla tras los muros de aquellas casas... Silencio..., una moto..., una mujer llama a su marido que, sentado al fondo de la taberna, observa a los transehuntes ahogando sus pensamientos en vasitos de rakí: uno, dos, tres... diez ¿qué más da? Los tiempos en que la Mar lo esperaba han quedado lejanos. Ahora, cuando llega el día tan solo siente nostalgia. El komboloi da vueltas y vueltas, vueltas y vueltas... Olores: salado de Mar, brava Mar, quieta Mar, azul Mar, verde Mar. Flores de mil colores cuyas hojas derraman las últimas gotas de rocío. Flores pequeñas, grandes, alfombras de`pétalos cubriendo las calles de la ciudad, de la ciudad puertas adentro. El barco llama; es la hora de poner rumbo al continente: 3 avisos, despedidas. Algunos hasta pronto, otros hasta siempre, pero el barco se aleja h

Nubes

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Nubes blancas que en lo alto os suspendéis inhertes, volátiles, difusas; decidme vosotras que contempláis, siendo sin ser, este mundo que cubrís ¿Por qué la vida nos sorprende a cada momento? ¿Por qué cuando amamos podemos ser volátiles y frágiles pero más tarde volvemos a la rigidez? ¿Que misterio esconden vuestros átomos que los nuestros, siendo parte de ellos, no comprenden? Estáis y no estáis. Os transformais constantemente en un devenir de energías, y nos alimentáis con vuestras moléculas, dandonos ásí más tiempo para vivir. ¿Acaso entonces no conoceis el secreto de la felicidad? Alimentadme, pues, de agua de vida y plenitud, y permitidme, con vosotras, gozar de la felicidad de ser... y no ser... 13 Marzo 2000

Alquimia

Ser simplemente ser, estar cuando hay que estar, sentir cada atardecer. Mirar, hablar, observar. Saber lo que hay que saber, saber nada, nada más; ver un rosal florecer, una madre amamantar, unos niños sonreir. Mirar, callar, observar. El azul del cielo gris, el verde del azul mar, verde, azul, azul o gris colores todos, sin más mezclados en un tapiz con forma de astro oval. Ver, sentir, reflexionar. Ser estando estando ser, respirar para vivir, estar siendo para ser parte de un ser... ¡existir! 28 de febrero 2000

Una vida singular

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- “ Aloooo…” Una voz inconfundible llega en respuesta a un “hola” inesperado. Y en su butaca sencilla y señorial nos recibe Doña Carmen, mamá Carmen, tía Carmen, muzungu o Carmencita, que al final todas vienen a ser tan solo una: Carmen Giralt. Allí, en Lamu, una pequeña isla de Kenya, pasa sus días rodeada de sus siete niñas, su cocinera, su fiel Benson (que en paz descanse) y un plantel innumerable de visitas y amigos que vienen y van. Hace diez años llegó buscando un lugar, un sitio tranquilo donde alejarse de su pasado y reposar en paz su vejez; un lugar para olvidar que, finalmente, le ha ayudado a recordar, pues ahora Carmen ya no teme a nada ni a nadie. Ella es dueña y señora de su vida, de su genio y de su pequeña pensión que la mantiene a ella y a sus once de familia. A todos les sorprende esta gran dama, esta burguesa “venida a menos”, pues la vida le castigó duramente para poder premiarla después. Pero ella conserva esa elegancia, esa presencia, ese don de gentes y